Título de la obra:

Monumento interactivo artístico al progreso y a la humanidad

Artista:

Desconocido, no se sabe.

Antigua Foto en el 2012.

Foto en 2022.

Aquí se puede apreciar la ermita de la Virgen de Arriba a la izquierda, y la antigua iglesia del pueblo a la derecha.

Un atardecer de finales de invierno.

Descripción de la obra:

pieza de arte en metal y plástico hecho parcialmente a mano por obreros probablemente mal pagados así como con maquinaria muy cara y energívoras. A su tiempo su función era transportar fácilmente personas y cosas a cambio de una pequeña cantidad de gasoil, también extraído con muchos gastos de energía y no muy bueno para el medio ambiente. A veces estas obras de arte en vez de ser valorizadas y utilizadas sabiamente para mejorar las condiciones de vida, solían ser puramente objecto de deseo o de virilidad (en caso que los pilotos fuesen de sexo masculino). Pero no en este caso, el sentido de esta obra de arte es diferente de la concepción que la gente tenía de maquinarias artísticas símiles, es una pieza que adelanta su tiempo y nos proyecta directamente al futuro, dejándonos ver las posibles consecuencias de nuestra manera de vivir.

El autor nos deja ver que si no podemos gestionar las cosas desde la alfa hasta la omega, posiblemente tendremos problemas o seremos dependientes de cosas que no podemos alcanzar, como una reparación en un taller hecha para un mecánico que él sí que sabe y puede y tú no, por ejemplo. Que en un mundo donde todo se paga con dinero, el conocimiento es tal vez mucho más importante.
Así que nada, esta obra de arte fue instalada allí donde está, casi a significar también la impotencia y la dependencia del ser humano, pero también su capacidad de pensar, de poder hacer siempre lo que le da la gana, take it easy, alguien se ocupará de eso.
Y justamente aquí está la sorpresa, el mensaje oculto que esta obra nos quiere transmitir: la verdad es que no le importa nada a nadie, nichts, nada, niente. Hasta que no me ponen una obra de arte en mi jardín, me la pela todo. Y sí, la verdad es que una obra tan genial merecería estar al Prado o en el Guggenheim, poco importa si para verla hay que ir hasta un lugar tan remoto en el medio ambiente casi incontaminado.
De toda forma, después de más de 10 años desde su creación, queda todavía una obra genial, no hay duda, y se merecería por cierto un sitio más digno y adecuado.
Si te animas a firmar la petición para desplazarla hacia un museo, aquí está el enlace. Pero también puedes hacer como si no fuera mínimamente tu problema, no firmar, y encima decir que el autor tiene derecho a dejar sus obras de arte donde le apetece y no es asunto de ningún crítico de arte o literario ocuparse de esto.